viernes, 11 de abril de 2014

Laberinto 38.8 Elegía de los rizos: Octava Elegía


§ 8. Del orden y la economía de las cabelleras
Para Samy

8.1   Nunca volarán las mariposas en perfectas líneas rectas. Porque el cielo quiso preservarlas de las aves, en el aire trazarán la línea de los rizos, y las bellas, extendiendo sus motivos al recuerdo, cambiarán sus posiciones hasta el íntimo designio. Inquilinas de las flores, peregrinan por el viento como frágil filamento de armonía policromada. En vaivén con los colores me aseguro de cantarte un nuevo cuento que revele el insólito precepto de tus rizos, a quienes no pudieron oprimir los sequedales.

8.2  Modelada en tu cabello, apretada por sus ondas, la ficción que se desgaja de mis manos corresponde al balance de tus pasos, aunque bien transfigurados en perfumes y aleteos. Muerde la paz aquel recuerdo anejo a la maravilla alada que te dio la luz y más temprano que nosotros emprendió su viaje al hasta siempre. En el infinito espacio de los números acabará de anidar esas virtudes que te acompañan desde el vientre de la rosa. Y no habrá valor que los supere, salvo el pacto de la vida que te ha dado el viento que te mueve.

8.3  Pasas dulce y generosa por el campo que me han dado a resguardar con la palabra, y en tu vuelo reconozco la ternura de tu especie enaltecida. No cesarán tus vuelos entre flores ni acabarán tus cantos en sordina misteriosa. Y aunque se enrede la palabra en un minuto de cabeza, más vale mirar entre tus rizos para conocer la cercanía de la leyenda, dilucidar la sensación de los balances, y escudriñar el poder de las mil conmutaciones de los sueños imperecederos.

8.4  Cuento las ondas de tus rizos como gotas de un estanque. Aguas tersas que se expanden como voces son los números que enfrentas a los tiempos y el espacio. Cuentas, además, los pasos que han dejado tras las horas los expertos. Y si fuese necesario llamarías a la existencia los arácnidos perdidos en un baile de cifras y resquicios. Sin embargo, nos persigue la sentencia postergada de algún preso en su finita hora y el detalle de la luz se vuelve opaco ante la estática del sol.

8.5  Dulces son tus alas, de morada maravilla que se esparce entre los pueblos. Llevan la paz de bienaventurada especie en sus caminos, y es así que viajarás hacia el oriente o hacia el norte en migración predestinada a colorear los mil senderos del extraño que, perdido en monocromías de grises programados, desvió sus rumbos al metal, al oro negro y al olvido. Habrás, en fin, de echar por tierra la sentencia que la muerte decretó para los presos. Serás la cifra del divino aliento decretada para vida de otros huesos.
    
8.6  Y si algún pronunciamiento atormentase mi recuerdo, no dejaré que se trasluzca entre mis letras pues me he despojado del espacio que te aleja. Aunque me faltó valor para cantar ciertas visiones; con el cambio de estación, queda segura, volará esta palabra en tu cabello. Quedará ordenado entre tus rizos el balance de la aurora, y tu luz vendrá a la vuelta en espiral de sumatorias como el viento que hace alarde de aquella libertad de la que eres portadora.

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