miércoles, 23 de abril de 2014

Laberinto 38.10 Elegía de los rizos: Décima Elegía


§ 10. De cuando los bucles producen conjuros mágicos que sanan el alma
Para Maryfer R., en el día que celebramos la dicha de la palabra impresa

10.1 Toda ficción inscribe sus caminos como olvido. Muchas son las vías por las que escapa; pocas, las veredas de retorno. En mi caso, las palabras que se esfuman reaparecen a destiempo como ecos de las rocas en la playa que simulan permanencia. Así, los trayectos recorridos me parecen, después del primer viaje, aún todos nuevos; y así, tu cabello ensortijado, fragante y apretado, me parece, hasta este día, todo nuevo y abundante.

10.2 Como si jamás hubiese de reconocer ningún espacio y estuviera condenado siempre a explorar por vez primera las propias invenciones de mis sentimientos y memoria, agoto la urdimbre de palabras en tu imagen. Me predestino, así, a figurarte entre las sombras y las letras; donde no hay gozo del primer descubrimiento, donde tu piel no se sabe por el tacto sino por los ojos y su tersura se traduce en claridades.  Quiera el Inmortal que entre los míticos caminos aún te encuentre.

10.3 Te imagino ajena a las fábulas fantásticas de horizontes insolutos, como ajena es tu belleza al desgaste de las hojas de los tomos carcomidos. A ti, mujer de cabellos ondulantes, te vislumbro plena entre los brazos del destino, amilanado en la carrera de tus horas. A ti, portadora de las bondades serpentinas, te percibo eterna con la luna en claridad más persistente que la del fuego; pero también esto lo atribuyo a mi memoria de ti, a mi insistencia por saber cada reflejo de tu espacio inescrutable.

10.4 Quizás no sea suficiente mi palabra para desentrañar todo misterio pero insisto en divulgar tus bendiciones con el rumor gozoso de los arcos del poema. Tal vez este brote de espectáculo en verdad extraordinario logre callar a los ojos lo que millones ya te han dicho, y en su silencio explique, entre las curvas, el motivo que dedico al pensamiento oculto de tu esfera. Así, aunque sea a través del sinsonido, habré de atrapar algún sabor de tus secretos.

10.5 Si fatigas junto a mí cada línea del poema, conocerás que cada viaje se apropia del espacio a través de los silencios. Multiplica los míos y sabrás la persistencia en mi memoria de tus cielos, de los velos que cayeron de tu boca entre las letras. Yo he querido perpetuar los tuyos entre ramos de hojas secas, celulosa y tinta china. Y por eso, mi insistencia ha convertido este nido de palabra en hojarasca, que no ha sido suficiente para hacer mullida cama al intelecto.

10.6 Pero sé que, en el principio, te conocí entre las comas. Fue tu voz de tinta negra acompañada de tus risa lo que me hizo despertar a tu belleza. Ahora, que estoy tan lejos, no me encontrarás bajo la ley, sino en la gracia que destila esa escritura que te funda al mismo tiempo que me atrapa. Muchas lunas han pasado y muchas otras pasarán en los silencios de tus rizos. Aunque sé lo verdadero: tu cabello lleva escrita mi paciencia, y en su tinta acusaré toda alegría.

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