§ 13. Elegía final,
que completa el número perfecto de espirales del suspiro
13.1
Viva, la infinita cabellera que resguarda mis suspiros
entre letras y silencios, saciará puntual la curiosa melodía de las preguntas esbozadas
al perfume de estos rizos y cabellos ondulados que a su paso han abierto, perpetuado
y concluido tramas singulares en el telar de mi existencia. Música de espirales
áureas que resuenan infinitas se ha provisto para escoltar el discurrir de mis
poemas entre sus ojos claroscuros impetuosos que nos muestran el pasado y el
futuro de una vez y para siempre.
13.2
En catorce cabelleras se revelan mis motivos. En catorce
ondulaciones he apartado los misterios y he guardado el sentimiento. Sepan cuantos
leen estas andanzas espirales de la pluma, que el número real de inspiraciones
de estas líneas en mi boca de asteriónica tendencia llega a parecerse al
infinito. Sepan asimismo que a partir de ahora el mundo habrá quedado
traspasado por la esencia de esos rizos, que obedecen para siempre aquel arcano
mandamiento del amor, de la vida y del olvido.
13.3
Yo no puedo prometer nada más por fuerza de estas letras.
Tan sólo que, llegado el momento, si alguna vez las lágrimas descienden por los rostros suaves que acompañan los cabellos, cuando hayan perdido aquello que no es en modo alguno
reemplazable, aprenderé de los errores cometidos e intentaré atrapar una
furtiva sonrisa de sus rizos con canciones, con razones, con
verdades. Sólo puedo prometer que, si es aún posible para mí crear sonido, habrá un manto de palabras que rompa el
silencio de sus rizos al caer entre los cielos.