§ 3. Donde se da cuenta de la encarnada maravilla de las cabelleras de luz y de sus viajes a tierras extraordinarias
Para Abril
3.1
Millares de estrellas, con Zephyros
y el trueno, figuran imperfectas mímesis del discurrir de tus cabellos. Los
anima, en gracia plena, la multitud de tus desvelos entre tierras; misterio de flor
y nombre de enarengo, ¿te deslizas a occidente a la zaga de otras voces?, ¿y aún regresas a levante colmada
de gracia y de secretos? Volver a ver tus libertades sería por siempre ráfaga
de sueños, y sin embargo sé que no dominará completamente un hermético distrito
esos rizos coronados de luz de plata y gelatina.
3.2 Como no someterá
el espacio a ninguna cabellera de ondas perfumadas, la sangre llama astuta al
capilar lozano desde el agua que nos bebe; bebe y fluye entre los nombres
perdidos de unos lagos que jamás te harán la mar. Y es que, máscara la risa,
máscara la transparencia de tu piel; me conmueve siempre hasta el quebranto tu
palidez de lirio, y me invita a imaginar que en las cuencas de tus rizos se
perdieron los fugaces como restos de hojarasca entre la tierra.
3.3 Asimilas mi
palabra al temporal, y esta voz trepida ondeante por tu bosque a pesar de sus
afanes persistentes. Así habrán de amanecer veloz mensaje algunos vientos que
la urdimbre de tus pasos en los puntos cardinales me provoca. Módica reunión del
albor y del enigma, sólo tus sutiles pámpanos, que acarician azucenas, andarán
a someter este planeta al imperio de tus arcos de certeza. Agradezca la
creación este resguardo; agradezca la dulzura aquellos viajes que te lucen en
los bucles y en la piel.
3.4
Mística espiral de caracoles, dejas correr las olas como
el viento que pasa. Y cada cabellera se transcribe en ti con melancólico aspaviento
de firmeza. Yo no sabría decir si aquella brisa vespertina alcanzaría a
caminarte medianoche en la antequera esmeraldeada; si acaso habrás de suspirar por
días o meses, semanas o años hacia la perla occidental a los volcanes; o si en
el río sagrado fundarás la cúpula señera de
espirales y selvas espigadas.
3.5 Sólo acertaré
a decir que, por tus rizos, la luna mueve en curvas nuevos rostros. Y que al
sonar de un cascabel, en elíptica perfecta ascenderás hasta otros versos. Así
es el infinito en tu cabeza; lleno de luz, de oscuridades y retornos. Mientras
que abajo, mis ojos anhelantes, otra vez, escucharán la multitud de
obturaciones de tus cabellos desenvueltos perturbando a estos rígidos abismos.
3.6 Sólo
acertaré a cantar que, en tu transcurso, esta breve pluma vislumbra nuevos
pasos. Y que al rociar de una burbuja, la helicoidal repetición de sombra y luz
resaltará tus rizos apretados. Así está el curso en tres instantes compilado;
los de tu faz, los de tu aroma, los de tu voz. Mientras que allá, mi palabra de
heraldo y caminante declarará al destino: mulata conjunción de sus raíces la formó
blanca con cabello abigarrado.
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